Meta 4.6 – Alfabetización y aprendizaje de la aritmética elemental
Entre 2000 y 2015, la tasa de alfabetización de adultos aumentó del 81,5% al 86%, aunque sigue siendo el 64% en el África subsahariana y apenas inferior al 60% en los países de bajos ingresos. El número de adultos no alfabetizados ha disminuido en solo un 4%, hasta 753 millones.
Por el contrario, la cantidad de jóvenes no alfabetizados ha disminuido en un 27%. Con todo, hay más de 100 millones de jóvenes que no saben leer, entre ellos más de uno de cada cuatro en el África subsahariana y en los países de bajos ingresos.
La desconexión permanente entre el idioma familiar y la lengua en que se imparte la instrucción desempeña un papel especialmente importante en la lenta difusión de la alfabetización en el África subsahariana. Un nuevo análisis efectuado para el presente informe muestra que, en 36 países de la región, solo la mitad de los adultos con cinco años de estudios escolares podían leer una frase completa. En cambio, el 69% de los adultos cuyos cinco años de educación habían transcurrido en sistemas que daban la primacía a los idiomas familiares podía leer una frase, frente al 41% que habían cursado estudios en sistemas coloniales o mixtos.
A pesar de los importantes esfuerzos desplegados para sustituir la medición tradicional del alfabetismo – dicotómica y basada en gran medida en las apreciaciones de los propios encuestados – por el concepto más adecuado, evaluado directamente y matizado, de grados de competencia en lectura y escritura, el nuevo enfoque, que es necesario para informar acerca del indicador mundial de la meta 4.6, aún no ha arraigado, salvo en unos pocos países de altos ingresos. Se calcula que el 19% de los adultos de los países que participaron en el estudio PIAAC de la OCDE no alcanzaron el nivel mínimo de competencia en lectura y escritura.
Hay más de un tercio de los cuestionarios censuales no contenían ninguna forma de clasificación étnica
La desigualdad en competencia en lectura, escritura y aritmética en función de la condición socioeconómica está generalizada. Por ejemplo, en los países de la OCDE que participaron en el PIAAC, la probabilidad de que un adulto cayera por debajo del nivel mínimo de competencia en aritmética era más de tres veces mayor entre las personas cuyos padres no habían cursado el segundo ciclo de enseñanza secundaria que entre aquellas que tenían por lo menos un progenitor que había efectuado estudios superiores (el 33% frente al 10%). En la República Checa y en Eslovaquia, la diferencia fue de diez veces (el 29% frente al 3%).
Algunos tipos de disparidad están cambiando. La comparación de las encuestas PISA de adolescentes de 15 años de edad con las del PIAAC 12 años después arrojó cambios sorprendentes entre los adultos jóvenes. La disparidad socioeconómica creció en el 75% de los 20 países comparados y se concentraba entre las personas que habían obtenido malas calificaciones a los 15 años de edad. En cambio, la brecha de género parecía haber desaparecido casi por completo. Sin embargo, la encuesta del PIAAC arrojó una escasa disparidad de género a los 16 años de edad, lo cual indica que el cambio puede deberse a las distintas maneras de administrar las encuestas (Figura 13).
Mira el reporte del año anterior sobre el objetivo 4.6