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Docentes responsables

Teacher Efa Phillip Ekono at the Primary School in Turkana, Kenya.

Credit: Karel Prinsloo/ARETE

Docentes responsables

Los docentes asumen la responsabilidad principal de educar a los alumnos. En numerosos países, los profesores se enfrentan a crecientes presiones. La complejidad y la diversidad de sus tareas pueden someterlos a exigencias contradictorias en relación con su tiempo disponible, complicando los esfuerzos por responsabilizarlos.

IMPARTIR UNA ENSEÑANZA DE ALTA CALIDAD ES LA RESPONSABILIDAD PRINCIPAL DE LOS DOCENTES

La mayoría de los países asignan la gran mayoría del tiempo de trabajo de los profesores a la enseñanza. En algunos países la instrucción formal se ha extendido más allá de las asignaturas básicas para abarcar aptitudes transversales y competencias sociales, conductuales y emocionales. Los docentes que participaron en la Encuesta internacional sobre enseñanza y aprendizaje (TALIS) pasaron en promedio cerca de dos horas por semana en actividades extracurriculares (de una hora en Suecia a ocho horas en el Japón). Los profesores también asumen responsabilidades que con frecuencia no son reconocidas o recompensadas, lo cual puede hacer que disminuya su motivación.

Un estudio de seis países de bajos y medianos ingresos realizado a principios de los años 2000 había indicado que el absentismo de los docentes era del 19% en promedio. Sin embargo, se suele exagerar el grado de responsabilidad de los docentes por el absentismo. Entre 2007 y 2014, los alumnos senegaleses recibieron, en promedio, 108 de los 188 días escolares oficiales anuales. La mayoría de las razones de ausencia estaban fuera del control de los profesores (Figura 6). En Indonesia, en 2013 y 2014, el 10% de los maestros de primaria estuvieron ausentes. Casi la mitad de estas ausencias fueron pretextos para disponer de tiempo para estudiar.

EVALUAR A LOS DOCENTES EN RELACIÓN CON LA CALIDAD DE LA ENSEÑANZA PUEDE SER DIFÍCIL Y COBRA MUCHAS FORMAS

La confianza del gobierno y del público en la profesión docente y la confianza de los profesores en el proceso de evaluación influyen considerablemente en la eficacia de los métodos de rendición de cuentas. En Finlandia, los docentes elaboran y rigen sus propias políticas de rendición de cuentas, evidenciando la confianza mutua entre las partes interesadas. Por el contrario, la confianza en los docentes en el Japón disminuyó debido a los malos resultados obtenidos en las evaluaciones internacionales, y un aumento de los mecanismos externos de rendición de cuentas ha añadido responsabilidades de presentación de informes a una carga de trabajo que ya promedia las 54 horas semanales.

La confianza de los profesores en el proceso de evaluación influye considerablemente en la eficacia de los métodos de rendición de cuentas

El recurso a profesores interinos fue inicialmente una medida provisional para compensar la escasez de docentes, pero los contratos de docentes a corto plazo se utilizan cada vez más como un mecanismo de rendición de cuentas en entornos de baja confianza, en el que la perspectiva de renovación del contrato sirve para incentivar un mejor desempeño. La escasez de puestos permanentes coincide a menudo con una mayor carga de trabajo para el personal, la reducción de los fondos públicos y la disminución de los derechos del personal. Los docentes interinos carecen también con frecuencia de las competencias necesarias, no reciben apoyo y están mal remunerados.

LAS EVALUACIONES FORMALES SON EL MECANISMO MÁS COMÚN PARA RESPONSABILIZAR A LOS PROFESORES

La mayoría de los países evalúan a los profesores utilizando diversos métodos. Las observaciones en las aulas se utilizaron en las evaluaciones para el 96% de los docentes de los países más ricos que participaron en el estudio TALIS de 2013. Las observaciones suelen correr a cargo de los directores de escuela o miembros del equipo directivo, y sus consecuencias varían. En Singapur, la información se utiliza principalmente con fines de formación; en Israel, las observaciones se utilizan para los ascensos. En los Estados Unidos, las clasificaciones han resultado a menudo poco útiles para distinguir las competencias de los docentes. Una observación fiable y útil requiere una retroinformación precisa y viable. Los observadores capacitados y con competencias temáticas y pedagógicas especializadas, comprendidos los evaluadores homólogos, proporcionan una retroinformación más coherente.

En el estudio TALIS de 2013, el 83% de los docentes señalaron que las encuestas entre los alumnos formaban parte de las evaluaciones. La utilización de las evaluaciones de los alumnos supone que éstos son capaces de reconocer una buena enseñanza y de informar al respecto verazmente. La fiabilidad depende en gran medida del propósito y la finalidad de las evaluaciones y puede verse menoscabada por la parcialidad de los alumnos. En Francia e Italia, los profesores que dieron calificaciones más altas fueron objeto de mejores evaluaciones. La condición masculina o femenina de los docentes puede afectar también la percepción de los alumnos.

La fiabilidad de las evaluaciones de los alumnos depende en gran medida del propósito y la finalidad de las evaluaciones y puede verse menoscabada por la parcialidad de los alumnos

Según el 97% de los profesores, la puntuación de los alumnos en las pruebas fue el componente más común de las evaluaciones de los docentes en el estudio TALIS de 2013. Sin embargo, la puntuación en las pruebas está influenciada por numerosos factores, entre ellos el currículo abarcado, las capacidades de los alumnos, la participación de los padres y la mentalidad y los recursos de la escuela. Las calificaciones por sí solas son indicadores insuficientemente fiables de la eficacia de los docentes. Las evaluaciones más precisas utilizan múltiples fuentes, lo cual puede resultar difícil en sistemas con escasos recursos.

Las evaluaciones de los docentes revisten cada vez mayor importancia. Quienes creen que este enfoque de la rendición de cuentas puede aportar una respuesta eficaz a los problemas de educación detectados suelen suponer que: a) todos los agentes de la educación han acordado resultados esperados que pueden ser medidos con precisión; b) las responsabilidades están claramente deslindadas y asignadas, y los agentes responsables tienen la capacidad de influir por sí solos en los resultados esperados; y c) los incentivos escogidos suscitarán las iniciativas que producirán los resultados esperados.

Ahora bien, la remuneración basada en el desempeño tiene un efecto desigual en los resultados del aprendizaje y puede ser perjudicial para la equidad. También tiende a promover un entorno competitivo, lo cual reduce la motivación de los docentes, contrariamente a la intención inicial. Algunos estudios indican que ello afecta a las profesoras de modo más negativo que a los profesores.

Las evaluaciones de los docentes en sistemas de alta exigencia en países ricos tienen una capacidad limitada para mejorar la instrucción. La falta de retroinformación viable y el hecho de que se conceda mayor importancia al seguimiento que al mejoramiento puede reducir la satisfacción de los docentes y hacer que muchos vean la evaluación como una mera tarea administrativa.

Los sistemas educativos centrados en la rendición de cuentas no preparan suficientemente a los docentes

Existe una clara tendencia a atribuir a las escuelas las responsabilidades relativas a la instrucción y la gestión. Aunada a la introducción de sistemas de rendición de cuentas más estrictos, esta tendencia aumenta la carga de trabajo y exige competencias adicionales por parte de los docentes y los directores de escuela, lo que puede ser motivo de queja: en el Reino Unido, el 56% de los profesores señalaron que el acopio y la gestión de datos causaban trabajo innecesario.

Los docentes necesitan poseer competencias para evaluar el desempeño de los alumnos, analizar los datos y aprovecharlos para la enseñanza. Pero muchos docentes se sienten mal preparados para utilizar los datos. En un estudio realizado en los Estados Unidos se averiguó que dos tercios de los profesores carecían de la posibilidad de utilizar los datos para mejorar la enseñanza y opinaban con frecuencia que la su cantidad era excesiva.

En un estudio realizado en los Estados Unidos se averiguó que dos tercios de los profesores carecían de la posibilidad de utilizar los datos para mejorar la enseñanza

Un gran número de países de altos ingresos integran cada vez más la iniciación a la utilización de los datos en los programas de preparación de docentes y directores de escuela y en los programas de perfeccionamiento profesional. Sin embargo, esos programas tienden a centrarse en la comprensión de informes, y en pocos de ellos se ejercita a los profesores en formación en el aprovechamiento de los datos para la enseñanza. Además, los programas destacan a menudo la tecnología en lugar de las competencias relativas a la iniciación a la utilización de los datos.

Minimizar la duplicación del acopio de datos puede reducir la carga que pesa sobre los docentes y los directores de escuela. Ahora bien, la creciente tendencia a utilizar los datos para la gestión de la educación plantea también cuestiones más generales. En primer lugar, la idea de que la mejora del aprendizaje se puede programar hace caso omiso de los aspectos sociales y culturales de la educación. En segundo lugar, el hecho de hacer hincapié en resultados de aprendizaje que pueden ser objeto de seguimiento puede de hecho servir principalmente al sistema de rendición de cuentas, que se basa en un conjunto muy limitado de resultados del aprendizaje. Por lo tanto, a pesar de su utilidad, es importante procurar no tomar los datos al pie de la letra y utilizarlos más bien como instrumento de diagnóstico.

LA RENDICIÓN DE CUENTAS POR PARTE DE LOS PROFESIONALES PUEDE CONFIGURAR LA CULTURA DE ENSEÑANZA

La rendición de cuentas por parte de los profesionales se prepara mediante la participación de los docentes y se basa en sus competencias especializadas y su profesionalismo. Los sistemas que incorporan la responsabilidad por parte de los profesionales son por lo general el resultado de la confianza del público en la impartición de una educación de alta calidad por parte de la profesión docente.

El aprendizaje entre homólogos puede mejorar la enseñanza. Presentes habitualmente en los países de ingresos medios y altos, las comunidades de aprendizaje profesional constituyen una estructura para el aprendizaje colaborativo consistente en compartir las enseñanzas con homólogos. El modelo de ‘estudio de lecciones’, utilizado en Australia, Hong Kong, Japón, Singapur, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos, utiliza la planificación, la observación, el análisis y la matización colaborativos para mejorar la impartición de enseñanza y el aprendizaje de los alumnos. En Inglaterra, el estudio de lecciones estimuló la toma de riesgos pedagógicos y redujo la impresión de aislamiento de los docentes. Un aprendizaje entre homólogos eficaz requiere la autonomía de los docentes y una dedicación considerable en tiempo y recursos.

La mayoría de los países tienen códigos deontológicos elaborados por los docentes para impartir directrices de autodisciplina mediante la formulación de normas profesionales. En un examen de los códigos deontológicos en 24 países se descubrió que numerosos docentes no conocían su existencia. La falta de mecanismos de aplicación claros puede también menoscabar su eficacia. No siempre están definidos los mecanismos de presentación de informes y las sanciones. Quienes evalúan la falta de ética profesional deben recibir formación al respecto.

En un examen de los códigos deontológicos en 24 países se descubrió que numerosos docentes no conocían su existencia

LOS CIUDADANOS PUEDEN AYUDAR A LOS DOCENTES A RENDIR CUENTAS

El seguimiento comunitario puede ser particularmente útil para reaccionar ante el absentismo de los profesores. En Uganda, las libretas de calificaciones elaboradas por las comunidades redujeron las ausencias de los docentes. Sin embargo, depender de los padres para responsabilizar a los profesores no es sostenible. En Kenya, los logros en materia de aprendizaje conseguidos gracias al seguimiento y evaluación de los docentes por parte de los padres desaparecieron un año después de haber concluido la intervención.

Un mayor número de sistemas de vigilancia de los docentes utilizan la tecnología, a pesar de las preocupaciones que ésta suscita sobre la confianza y la intrusión. Pakistán supervisó la asistencia a la escuela de más de 210.000 funcionarios de la educación en 26.200 establecimientos utilizando la biometría. Para febrero de 2017, se había disciplinado a 40.000 profesores ausentes y a 6.000 fugitivos. Miles de aulas en China disponen de transmisión en vivo, lo que permite a los padres y al público vigilar y comentar las prácticas de enseñanza y el comportamiento de los alumnos. Los críticos insisten en que una vigilancia continua viola los derechos de privacidad de los docentes y alumnos y podría afectar negativamente a la enseñanza.

La participación en la vigilancia de los docentes puede verse afectada por el estatus socioeconómico, las capacidades individuales y las actitudes de los profesores. Los padres desfavorecidos carecen a menudo de las aptitudes, los conocimientos o el aplomo para relacionarse con los docentes. Para que esta vigilancia pueda ejercerse, tanto los miembros de la comunidad como los profesores deben participar en la elección de los criterios y en la elaboración de los mecanismos de rendición de cuentas, con funciones y responsabilidades claramente definidas.