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Meta 4.7 – El desarrollo sostenible y la ciudadanía mundial

A Grade 6 student from Malaban Elementary School in Laguna, Philippines is intrigued as she examines a makeshift camera during a class activity that uses innovative recycled materials to teach using a multi-intelligence approach.

Credit: Domyson Dulay Abuan/UNESCO

Meta 4.7 – El desarrollo sostenible y la ciudadanía mundial

Se ha propuesto que el mecanismo de presentación de informes relativos a la Recomendación sobre la Educación para la Comprensión, la Cooperación y la Paz Internacionales y la Educación relativa a los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de 1974 sea el instrumento con el que se haga el seguimiento del progreso tocante al indicador mundial de la meta 4.7. Sin embargo, la autoevaluación de la aplicación de las políticas puede no ser suficientemente objetiva, creíble o matizada para fines de política y ser insuficiente para determinar si se aplican las políticas. La UNESCO reconoce la necesidad de afinar más las directrices para la preparación de los informes nacionales, a fin de cumplir mejor la obligación de hacer el seguimiento del indicador mundial.

Durante el período de la quinta consulta de la Recomendación de 1974, más del 85% de los países comunicaron que incluían los derechos humanos y las libertades fundamentales en la política de educación y los planes de estudios, pero solo el 51% integraba la educación para el desarrollo sostenible en la política y el 33% en los planes de estudios. En la formación del profesorado, cerca de la mitad de los países abordaban la paz, la no violencia, los derechos humanos y las libertades fundamentales, el 16% la diversidad cultural y la tolerancia, y únicamente el 7% incluía la educación para el desarrollo sostenible (Figura 14).

En muchos países, los docentes están mal preparados para enseñar temas relacionados con la meta 4.7. Los programas de formación del profesorado han empezado a adaptarse, pero los esfuerzos al respecto son fragmentarios. Irlanda y Jamaica han hecho progresos, al incluir la sostenibilidad y la ciudadanía mundial en la formación inicial de los docentes. El perfeccionamiento profesional permanente es un instrumento de apoyo a los profesores más frecuente, pero rara vez se da sistemáticamente.

Solo el 51% de los países integraba la educación para el desarrollo sostenible en la política y el 33% en los planes de estudios

Los programas de educación integral en sexualidad impartidos en la escuela que tratan de las relaciones de poder entre los géneros quintuplican la probabilidad de disminuir las tasas de enfermedades de transmisión sexual y de embarazos no deseados. En un examen de 48 países efectuado en 2015 se constató que casi el 80% tenían políticas que apoyaban la educación integral en sexualidad, aunque no siempre se aplicaban. Estudios realizados en Ghana y Kenya constataron que se estaba enseñando información incompleta y a veces errónea.

No se ha llegado todavía a un consenso acerca de qué resultados deberían alcanzar la educación para el desarrollo sostenible y la educación para la ciudadanía mundial. Medir los conocimientos científicos sobre el cambio climático y la Tierra es una opción sencilla. La ronda del PISA de 2015 mostró que el 21,5% de los adolescentes de 15 años de edad de los países de la OCDE estaban por debajo del nivel de competencia mínimo en el tema ‘La Tierra y el espacio’. El estudio TIMS mostró que el conocimiento de las ciencias de la Tierra de los alumnos de primaria había mejorado entre 2011 y 2015 en 15 países, empeorado en nueve y no había cambiado significativamente en 16.

Los instrumentos existentes evalúan los conocimientos de los estudiantes solo en el caso de la enseñanza básica. El Test de conocimientos elementales sobre sostenibilidad llevado a cabo en 2014-2016 con carácter experimental evaluó los conocimientos sobre el desarrollo sostenible de estudiantes de enseñanza superior y adultos. Los participantes respondieron correctamente el 54% de las preguntas fundamentales en situación de examen y el 60% en situación de aprendizaje (en su hogar y sin supervisión). Obtuvieron calificaciones mucho mejores en las preguntas relativas a los derechos humanos y a la economía que a cuestiones ambientales.

Medir los conocimientos científicos sobre el cambio climático y la Tierra es una opción sencilla para el seguimiento de la educación para el desarrollo sostenible

LOS LIBROS DE TEXTO SON ESENCIALES PARA UNA AGENDA DE LA DIVERSIDAD, LA TOLERANCIA Y LA PAZ

Los libros de texto no solo transmiten conocimientos de las correspondientes asignaturas, sino además valores sociales, identidades políticas, historia y una forma de entender el mundo. Sin embargo, en muchos países, todavía no abordan adecuadamente conceptos cruciales de la cohesión social, la estabilidad política y el futuro del planeta.

La educación para la ciudadanía mundial pretende inculcar principios como los derechos humanos, la democracia y la justicia social. En 2000-2008, el 25% de los libros de texto del mundo mencionaba la ciudadanía mundial, frente al 13% en el decenio de 1980. Para contribuir a la edificación de sociedades pacíficas, los manuales escolares deberían tratar de la prevención de los conflictos, su solución y la reconciliación. Solo el 10% de ellos contiene declaraciones explícitas sobre esos temas y muchos siguen glorificando el militarismo y la guerra.

Sigue siendo raro que se aborde la diversidad: solo uno de cada cuatro manuales escolares de estudios sociales de secundaria mencionó a las minorías étnicas, culturales, religiosas y lingüísticas en 2000-2011. Ha aumentado el tratamiento de los derechos de los inmigrantes y los refugiados, pero algunos libros de texto aún contienen imágenes estereotipadas de la migración y los migrantes.

In 2000-2011, el 37% de los libros de texto mencionó los derechos de las mujeres, frente al 15% en 1946-1969, y la descripción de la discriminación contra las mujeres aumentó del 16% al 38%. Sin embargo, muchos manuales escolares siguen transmitiendo mensajes implícitos que perpetúan la desigualdad de género. Abundan los que, o bien no se refieren a las mujeres, o bien las describen en papeles tradicionales en los que adoptan actitudes sumisas.

Los actores internacionales y regionales han ayudado a sacar adelante reformas. Concretamente, la UNESCO ha establecido normas y ha dado apoyo a los países para que hagan cambios. En países en situaciones posteriores a un conflicto, las iniciativas de justicia de transición pueden impulsar el cambio, como en el Perú, donde la Comisión de la Verdad y Reconciliación alentó la producción de libros de texto que promueven el respeto de la diversidad y los derechos humanos. Los actores de la sociedad civil pueden preparar el terreno a proyectos respaldados por los gobiernos, pero los actores políticos siguen siendo fundamentales en el fomento del cambio.

Mira el reporte del año anterior sobre el objetivo 4.7